Sobre el colonialismo en Colombia


Escrito por Rubén Landínez
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Después de la intervención del presidente Petro en la ONU y de la manifestación que realizó por las calles de Nueva York, apoyo a Palestina; ocurrió una andanada de comentarios de todos los sectores políticos acompañados de la decisión del gobierno Estadounidense de retirar la visa al presidente Petro, luego de esto varios ministros y funcionarios del gobierno renunciaron también a la visa americana, todo esto acompañado de la reciente descertificación del gobierno Colombiano en la lucha contra las drogas.

Toda esta serie de acontecimientos, sobre todo para la derecha política, han tenido una suerte de catástrofe. Pero ¿es realmente importante contar con el beneplácito de los Estados Unidos? ¿Para qué queremos la certificación de la lucha antidrogas que otorga uno de los países con mayor consumo del mundo?

Estados Unidos es la representación de una sociedad fracasada: tiroteos en las escuelas y gente que tiene como vivienda un auto. ¿Por qué miramos tanto a ese monstruo del norte? ¿Tenemos algo que envidiarle? Quizá nos falta mucho amor propio por lo que somos, valorar de manera genuina nuestra identidad latinoamericana.

¿Por qué permitimos que un pueblo extranjero nos diga lo que debemos hacer? Mancillar la sangre que nuestros padres derramaron por la independencia de nuestro país, y de manera cobarde, nuestros líderes se arrodillan ante el poder imperialista.

Estados Unidos se construyó bajo la fantasía del destino manifiesto. Son estas mismas ideas las que hoy alimentan el genocidio en Gaza. El designio de Dios no es que un pueblo domine a otro, sino que todos vivamos configurados en el amor. La existencia de Estados Unidos solo ha significado muerte, guerra y destrucción para los pueblos que se empeñan en defender su soberanía.

Creo que no se trata de iniciar una confrontación con E.E. U.U., pero sí de dejarles muy claro que nosotros somos dueños de nuestro propio destino, que no estamos supeditados a potencias extranjeras y que nuestra búsqueda es la de libertad y el progreso de nuestros pueblos.

Las estrategias de chantaje como la retirada de visas o los aranceles ya no nos amilanan. En un mundo cada vez más globalizado y multipolar tenemos la obligación de buscar horizontes más allá de los Estados Unidos, bajo la premisa de que nuestro norte es el sur.

Tales objetivos no deberían ser un proyecto partidista o ideológico, sino la vocación innata de cualquiera que esté al frente del gobierno de nuestro país. ¿Acaso un hijo no defiende la dignidad de su madre? Debemos todos defender la dignidad de esta madre que se llama Colombia, que rompe en gemidos de parto por el sufrimiento de tantos de sus hijos.

El camino de la paz de Colombia pasa por la defensa de la soberanía, porque nuestros campos no pueden ser escenario de intereses ajenos al interés común de los colombianos.

Habrá que recordarle una vez más a Mister Trump que este pueblo es soberano, que no se arrodilla a dictadores rancios ni a imperialismos de la guerra fría. Repito: no se trata aquí de ser de izquierda o de derechas, sino de defender la libertad de nuestro pueblo.

Desde esta tribuna envío un saludo solidario a los pueblos que luchan por su libertad, de manera particular al pueblo de Cuba y de Puerto Rico. Esperamos con ansias una Palestina libre y un mundo para todos, desde el sur.


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