El primer día de octubre fue “inaugurado” en Venezuela la Navidad por mandato presidencial, pero como ya sabemos, esta celebración no corresponde –ni nunca ha correspondido históricamente– a esas fechas. Entonces, ¿qué le da el derecho al presidente ilegítimo Nicolás Maduro de mover la festividad de un mes a otro?
¿Existe un trasfondo más profundo detrás de esta decisión? La respuesta es sí.
La medida de adelantar la Navidad es una fórmula que ha sido aplicada en años anteriores para “mejorar la economía, la cultura y garantizar la felicidad de la ciudadanía”, según el régimen. Pero no se confundan, esto se viene haciendo desde la toma de posesión de Maduro en el año 2013 hasta nuestra actualidad, no ha sido constante, pero le ha servido al régimen como un buen método distractivo para desviar la atención de las personas y medios de comunicación de las disputas internas y externas que se han vivido –o se viven– en Venezuela. Claros ejemplos son: las protestas masivas del año 2019 y la actual tensión con Estados Unidos por la destrucción de barcos en el Caribe.
Entonces sabiendo eso, pueden saber que ese discurso de garantizar “el derecho a la felicidad” no es más que una excusa para manipular la agenda mediática y desviar la atención de lo esencial hacia lo trivial. Pero a estas alturas pueden preguntarse ¿Qué más podemos esperar de esas personas que con ineptitud están gobernando a Venezuela?
Yo considero que todavía podemos esperar mucho más de ellos.
Objetivamente hablando, un régimen autoritario no se mantiene gobernando a un país por más de dos décadas por pura casualidad. Existen estrategias que aseguran su permanencia, y claramente están quienes las estructuran, implementan y mantienen. Quienes conforman el gobierno actualmente son individuos bien asesorados, y por consiguiente, estratégicos. El plan de adelantar la Navidad puede verse irrelevante, pero sigue funcionando como mecanismo de control social y simbólico, por eso siguen haciéndolo.
Más del 80% de la población venezolana ha tenido que salir del país en busca de mejores condiciones de vida, oportunidades o –los casos más extraordinarios, que ahora se volvieron comunes– por persecución. Eso hace que la inauguración de la Navidad no solo sea insultante para nosotros. Este año, además, fue un completo descaro: con fuegos artificiales encima del mayor centro de torturas del país “El Helicoide”.
Eso nos recuerda que no podemos desviar la atención de lo realmente importante: los presos políticos, exiliados y sus familiares y amigos, pues mientras las luces navideñas se encendieron antes de tiempo, los presos políticos siguen en la oscuridad, siendo tenuemente iluminados por “fuegos de celebración”, una cortina de pólvora que pretende invisibilizar las atrocidades y violaciones de derechos humanos que se cometen a diario en ese centro.
El “Comité de Familiares y Amigos por la Libertad de los Presos Políticos” (CLIPVE), una red de familiares, amigos y defensores de los derechos humanos, publicó un informe llamado “Prisión injusta, celdas inhumanas: Informe sobre las condiciones carcelarias de los presos políticos en Venezuela” (Diciembre, 2024) en donde se describen a través de testimonios de ex-encarcelados y familiares las condiciones de vida de quienes están injustamente presos.
A través de este informe se evidencian tratos como torturas, maltratos psicológicos, malas condiciones de higiene, las ilegales condiciones de encarcelamiento y otros tratos degradantes que conforman las violaciones de derechos humanos que, en el peor de los casos, pueden llevar a la persona encarcelada al borde de la muerte.
Por eso es importante seguir hablando de este tema: porque las vidas de ciudadanos venezolanos están en riesgo, y porque hay suficientes pruebas como para decir que lo que se está haciendo son crímenes. Se tienen pruebas del fraude electoral de las elecciones del 28 de julio del 2024, hay informes –como este– que hablan de lo que ocurre no solo en el Helicoide, sino también en otras cárceles como Tocorón, el Tocuyito y Yare III, centros penitenciarios que permiten estas atrocidades; también tenemos informes internacionales como el de Human Rights Watch, o la declaración del Centro Carter, que denuncian las violaciones de derechos humanos e irregulares electorales.
La dictadura no puede ser negada.
Este es un llamado a reconocer las estrategias de dispersión, cada vez que vean algo que les parezca “increíble” (pero de lo que no se puede creer con connotación negativa) relacionado a Venezuela, pregúntese dos veces ¿Qué más está ocurriendo en ese país hoy? ¿Qué es lo que no quieren que sepamos?
Recuerden: los fuegos artificiales iluminan mucho pero desaparecen rápidamente, esa cortina de humo ya no sigue –ni seguirá– encubriendo sus crímenes.
Las fuentes que la autora consultó para contar esta historia fueron estas:
Declaración del Centro Carter:
Informe de Human Rights Watch:
“Prisión injusta, celdas inhumanas: Informe sobre las condiciones carcelarias de los presos políticos en Venezuela”:
Fuentes sobre declaraciones del gobierno y la anticipación de la Navidad:
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