Memorias de una familia

Imagen construida con otras fuentes, pero realizada por el editor general de La Nota Política.


Escrito por Stefany Lemus

¿Qué pasaría si un día te levantas y ves cómo poco a poco cambian las imágenes de Jesús, por unas de un señor con bigote? O quizás imagina que un día vas a la escuela y las formaciones de los salones deben saludar a la imagen de una persona, una que se ha apoderado de tu país. 
Está es la historia de mi bis abuela, Eva Horn, nacida en la ya disuelta Yugoslavia, pero formada en gran parte de su vida en Hungría, criada por una madre húngara y un padre alemán. Si bien tiene pocos recuerdos de su infancia, es clara y contundente cuando habla de cómo fue su partida del país. 
Pues cuenta mi bis abuela que al ver está situación, su familia es acogida por un plan de refugiados políticos a causa de la segunda guerra mundial y los mandan a un barco, poco a poco van colocando a las personas a lo largo y ancho de Sudamérica, como si estuvieran jugando al monopoly. 
Lo que me causa realmente conflicto es el hecho de que Colombia los recibió, pero realmente no sabían que hacer por ellos ¿Por qué lo digo? Bueno, ellos entran por el puerto de Buenaventura, luego los pasan a Cali y finalmente llegan a Bogotá, dónde a mi abuela le dan la oportunidad de estudiar y esto es respaldado por la ONU, pero ¿De que sirve la oportunidad de estudiar si realmente no hay toda una estrategia para poder cuidar a mi familia y que ellos puedan venir a verme? Considero que si bien ese no es el papel de la ONU, por lo menos si pudo haber sido delegado al gobierno colombiano. 
Aquí estoy dispuesta a colocarle sentimental, las oportunidades están, pero las condiciones no. ¿Cómo se hace para poder estudiar si me internan y mi familia no va a visitarme porque no tienen cómo ir o con qué dinero ir a verme? ¿Cómo estudio si me garantizan las cosas, pero no quedarme con mi familia, lo único que conozco? Eva tenía la oportunidad de terminar de estudiar y poder ingresar a la educación superior, sin embargo, no se garantizaba lo mínimo. 
Lo que cuenta mi abuela a rasgos muy generales es que empieza a trabajar muy joven con las cosas que había aprendido en la escuela tales cómo bordar y hacer confecciones (cosa que sigue haciendo).
Para cerrar quiero que mi lector piense en la migración y en el refugio político, que piense en todo ello que conoce un día desaparece y se va a la deriva para comenzar de nuevo en otro continente, otro país y empezar a usar otro idioma. Considere a todas esas personas que llegan buscando las oportunidades que les fueron arrebatadas para comenzar en un nuevo amanecer. 
La guerra hizo desastres como, por ejemplo, destruir sueños y familias 

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